Nacido en las divisiones inferiores del River de Inriville, a donde llegó de la mano de su padre, Germán Ariel Ciriacci pudo debutar en primera división cuando solo tenía 16 años.
Hoy el Seniors lo está esperando, ya que por cuestiones personales hace un tiempito que se tuvo que alejar.
De chico comenzó a patear la pelota en la zona norte de Inrivilla, donde recuerda las canchitas del Hospital, la de Santa Elena y la del Colegio Urquiza, hasta que llegó a River.
Con una experiencia en el fútbol infantil de Mitre de General Baldissera, contó que arrancó como defensor, pero con el transcurso del tiempo pasó a ser delantero y con el paso de los años terminó jugando como defensor, donde siempre se mostró como un futbolista temperamental.
El recuerdo de los bailes de la comisión del fútbol infantil, donde se conseguían los fondos para poder competir, también fue motivo de la charla.
Campeón con el River del año 2002, dijo que estuvo un año expulsado hasta que una amnistía lo devolvió a las canchas.
También jugó algunos partidos en el equipo campeón del 2006, pero por cuestiones de estudios y trabajo no pudo completar el año y tampoco dar la vuelta olímpica.
Como delantero y luego como defensor, dijo que siempre encontró las oportunidades para hacer goles.
También tuvo la chance de probarse en Argentino Juniors, pero cuestiones familiares le frustraron esa posibilidad. Las Palmas de Córdoba fue otra alternativa, pero cuestiones de la vida también hicieron que no se quedara en la capital de la provincia.
En la Liga Regional del Fútbol del Sur también vistió los colores de los dos equipos de Camilo Aldao, Juventud Unida y Defensores Boca, hasta que un accidente le quitó las ganas de viajar.
Campeón con el Seniors riverplatense en cuatro oportunidades, contó que fue técnico de las divisiones inferiores del equipo de la “Banda Roja”, donde además llegó a ser ayudante de campo de Pablo Atala.
Como la mayoría de los futbolistas de Inriville, registra un paso inolvidable por los Baby o torneos comerciales del pueblo.
Hoy es docente y sigue estudiando para perfeccionarse más y tratar de adaptarse a los cambios de conductas de los jóvenes. Además dicta clases de baile de tango, otra de las pasiones que comparte con su familia.
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Gerardo Fornasero